SANTOLARIA SANZ E, LÓPEZ-ALEMANY A
SUMMARY
COMPARATIVE STUDY BETWEEN TWO DESIGNS OF THE CONTACT LENSES FOR OVERNIGHT ORTHOKERATOLOGY: CRT® Y DRL®. FIRST RESULTS
Purpose: The objective of this study consists to see the effectiveness, and predicatibily of the orthokeratologic treatment, by a serie of cases (observational) between two designs of reverse geometry contact lens for overnight orthokeratology (OK), the CRT® contact lens of Paragon and the Pauné DRL® contact lens.
Material and method: 12 eyes of 7 patients were adapted during a week by both types of reverse geometry contact lens. From first to second lens wear, seven o more days ere waited until the topography was the same that the preadaptation of first lens. The effectiveness and the changes that each lens for separate induces as well as the results obtained on the same eye with each one of the two types of adapted lens were evaluated.
Results: The DRL shows you more effective than the CRT® starting from one week to show bigger variations of K for the same time (p=0.01), bigger reduction of the ametropia (p=0.01) and to produce increments of more AV that CRT® starting from the third night. The DRL® contact lens are more comfortable to the daily wear.
Conclusion: Both contact lens present appropriate results for the overnight orthokeratology, but the DRL® is more effective and quicker in getting them.
Key words: Orthokeratology, reverse geometry contact lens, myopia, astigmatism.
RESUMEN
Objetivo: El objetivo de este trabajo consistió en ver la eficacia, y predictibilidad del tratamiento ortoqueratológico acelerado, mediante una serie de casos (observacional) entre dos diseños de lentes de ortoqueratología (OK) acelerada actuales y existentes en el mercado: La lente CRT® de Paragon y la lente Pauné DRL®.
Material y método: Con base en la topografía se adaptaron 12 ojos de 7 pacientes, primero con CRT® y, tras descansar 1 semana o más hasta recuperar la morfología corneal inicial, con DRL®. Se evaluaron la efectividad y los cambios inducidos por cada lente y se analizaron los resultados obtenidos sobre el mismo ojo con cada lente adaptada.
Resultados: Las lentes DRL® resultaron más efectivas que las CRT® a partir de una semana por mostrar mayores variaciones de K para el mismo tiempo (p=0,01), mayor reducción de la ametropía (p=0,01) y mayores incrementos de AV que CRT® a partir de la tercera noche. Además, son lentes más cómodas al porte diario.
Conclusión: Ambas lentes de contacto (LC) presentan resultados adecuados para el fin que se perseguía, pero la DRL era más efectiva y rápida.
Palabras clave: Ortoqueratología, lente de contacto de geometría inversa, miopía, astigmatismo.
INTRODUCCIÓN
La ortoqueratología (OK) es una técnica clínica basada en el uso de LC rígidas de geometría inversa con el fin de conseguir la corrección temporal del error refractivo, en este caso para miopías leves/moderadas, mediante el moldeamiento corneal y utilizando la modalidad de uso nocturno.
El propósito es el aplanamiento de la curvatura corneal, con el objetivo de reducir la potencia corneal. Los estudios actuales (1) indican que dicho aplanamiento se consigue a través de un adelgazamiento a nivel del epitelio corneal central y consecuentemente de su engrosamiento en la media perifería, en contra de la idea de la modificación de la curvatura corneal global, como se había sostenido anteriormente. Aunque al principio se pensaba que el adelgazamiento era debido a la migración celular de centro a media perifería, hoy se sabe que realmente el adelgazamiento es una compresión celular sin pérdida en las capas celulares epiteliales (2,3). Los efectos de la compresión sobre la integridad y función celular son todavía desconocidos.
Otro de los efectos atribuidos a esta técnica de ortoqueratología es el retraso del crecimiento axial del ojo en el niño tratado (4), con lo que la técnica podría ser útil en el control de la progresión de la miopía.
MATERIAL
En este estudio se comparan los efectos producidos por dos modelos diferentes de LC de geometría inversa sobre 12 ojos de 7 pacientes. Los modelos de LC utilizados fueron la lente CRT® (Corneal Refractive Therapy) (fig. 1) de Parangon Vision Sciences, Inc, y la lente Paune DRL® Lens (Doble Reservorio Lagrimal) (fig. 2) distribuida por Atenció Logistica, S.L., cuyas características se indican en las tablas 1 y 2, respectivamente.
Figura 1. Perfil de la lente CRT® de Parangon Vision Sciences, Inc.
Figura 2. Perfil de la lente Paune DRL® de Lens Atenció Logistica, S. L.
MÉTODO
Antes de la adaptación, a todos los sujetos se les practicó una exploración clínica completa mediante pruebas optométricas y de salud ocular (tabla 3), incluyendo topografía corneal, para descartar complicaciones para el uso de las LC y valorar si el caso era indicado para LC en ortoqueratología. Las limitaciones actuales a esto tratamientos se indican en la tabla 4.
Se compara el resultado conseguido en una semana de tratamiento con cada tipo de LC de geometría inversa, CRT® y DRL®.
La adaptación se hizo binocularmente cuando era el caso, y de forma consecutiva a cada uno de los ojos de los pacientes que participaban en el estudio, esperando un mínimo de tiempo de una semana entre un tipo y otro de lente hasta que recobrara la morfología inicial pre-adaptación monitorizada por medio de la topografía corneal. Primero se realizó la adaptación de la lente CRT®. Para ello, y con los parámetros oculares determinados previamente en la exploración clínica, se realizó la selección de la LC inicial mediante la tabla de cálculo de la CRT®. Tras ello, y mediante obtención de la lente seleccionada en la caja de pruebas de la misma, se insertó en cada ojo del paciente a estudiar. Después de 30 minutos de espera, para evitar en lo posible la sensación de cuerpo extraño, se valoraron el centrado, el movimiento, la sobrecorrección y el fluorograma, según los criterios generales de las LC rígidas y los específicos de cada una de estas lentes de geometría inversa. Si todo era correcto, se le enseñaba a manipular la LC, y si no lo era se seleccionaba otra lente más adecuada.
Una vez finalizada la adaptación, el paciente utilizaba las LC durante una primera noche y al despertar acudía a la consulta a primera hora de la mañana sin lentes. En ese momento se tomaban los datos indicados en la tabla 5. Si todo era correcto, se le citaba a la semana. En el caso de no ser así, se cambiaba la lente, se volvía a hacer el fluorograma y la sobrerefracción con lente puesta, citándole otra vez a la mañana siguiente. Cuando se conseguía la lente adecuada y a la semana de uso en horario nocturno, el paciente volvía a la consulta a primera hora de la mañana sin LC, se tomaban los datos incluidos en la tabla 5 y se determinaba la CSF.
Tras ello, como hemos indicado, el paciente estaba al menos una semana sin LC hasta que se comprobaba, mediante la topografía corneal, que la morfología de la córnea del sujeto había vuelto a ser la misma que la presente en la preadaptación. En ese momento, tomando los parámetros propios del sujeto y con la ayuda de un software especifico, se procedía a seleccionar las LC DRL® más adecuadas para el caso en cuestión y se insertaban en cada ojo del paciente a tratar.
Después de 30 minutos de espera, para evitar en lo posible la sensación de cuerpo extraño, se valoraron el centrado, el movimiento, la sobrecorrección y el fluorograma, según los criterios generales de las LC rígidas y los específicos de estas lentes de geometría inversa. Si todo era correcto, se le enseñaba a manipular la LC, y si no lo era se seleccionaba otra lente más adecuada.
Llegado este punto, el paciente utilizaba las lentes durante la primera noche de uso y al despertar acudía a la consulta a primera hora de la mañana sin lentes. En ese momento se tomaban los datos indicados en la tabla 5. En el caso de ser todo correcto se le citaba a la semana. Si no era así, se cambiaba la lente, se volvía a hacer el fluorograma y la sobrerefracción con la lente puesta, citándole otra vez a la mañana siguiente. Cuando se conseguía la lente adecuada y tras una semana de uso en horario nocturno, volvía el paciente a la consulta a primera hora de la mañana sin LC, y tomándose otra vez los datos incluidos en la tabla 5 y, además, se determinaba la CSF.
Los datos resultantes de ambas adaptaciones y que se recogían para su estudio, eran los indicados en la tabla 6.
Con su obtención se valoran:
1. La efectividad y los cambios inducidos por cada lente por separado.
2. Comparación entre los resultados obtenidos con ambas lentes.
RESULTADOS
En cuanto a la sensación subjetiva de comodidad, todos los sujetos menos uno (que se mostraba indiferente) coincidieron en que las DRL® eran más cómodas al porte con ojo abierto; y, respecto al porte con ojo cerrado, el 100% indicaron que ambas son igual de cómodas.
El radio mínimo del componente esférico de la córnea, teniendo en cuenta la descomposición de la onda de orden cero de Fourier (equivaldría a la media aritmética de cada uno de los anillos topográficos) no mostraría diferencias estadísticamente significativas entre las lentes (tabla 7).
Cuando se analizan las variaciones del K central solamente existe diferencia significativa entre lentes al transcurrir una semana de tratamiento (tabla 8).
En la reducción del componente esférico de la refracción inicial, las lentes DRL muestran un mayor promedio en el efecto reductor, existiendo una diferencia estadísticamente significativa entre ambas lentes solo después de una semana de uso (p = 0,01) (tabla 9).
El índice de excentricidad es el obtenido en el análisis de Fourier. En este caso la excentricidad se calcula respecto al componente esférico, mostrando únicamente diferencias significativas entre lentes después de la primera noche (tabla 10).
La excentricidad corneal media a los 30º sagitales no muestra diferencias estadísticamente significativas entre las lentes, aunque los promedios observados son mayores en la lente DRL. En otros estudios, que luego se verán, concluyen que esta excentricidad es mayor en DRL que en otras lentes, incluso CRT (tabla 11).
Cuando se estudia el incremento de la AV sin compensación óptica, se observa una diferencia significativa entre lentes, siendo superior en las DRL después de la 3º noche y tras 1 semana de uso (tabla 12).
Cuando se comparan los diámetros de la zona de tratamiento no hay diferencia entre las lentes DRL y CRT.
Cuando se analiza el descentramiento observacional de la zona de tratamiento (mm) sobre mapa topográfico diferencial refractivo no se observan diferencias significativas (tabla 14).
Al estudiar el índice de descentramiento máximo (mm) que marca el máximo y el mínimo de la onda de primer orden de Fourier y su orientación, aunque esta última no se vaya a valorar, no se aprecian diferencias entre los resultados obtenidos con ambas lentes (tabla 15).
DISCUSIÓN
Uno de los factores que más valora el usuario de LC es la comodidad de uso, es decir, la menor sensación de cuerpo extraño. Siendo esta cuestión totalmente subjetiva, la mayor comodidad atribuida por los sujetos al porte de las lentes DRL® con ojo abierto podría atribuirse al diseño, aún cuando el espesor de la DRL® es un 33% mayor que la CRT® (0,20 mm DRL vs. 0,15 mm CRT). Por tanto, el hecho de que las lentes DRL® tengan más curvas (lo que supone un doble reservorio lagrimal) podría permitir un mejor acople corneal y proporcionar una mayor tolerancia en la adaptación. En el porte de ojo cerrado, como se ha dicho, no existían diferencias.
En cuanto al efecto moldeo, la mayor reducción dióptrica, junto con la mayor variación del K central a tiempos iguales y la consecuente evolución de la AV lineal obtenida con el diseño de Doble Reservorio Lagrimal (DRL), podría atribuirse a que las lentes DRL® calculadas con el software resultan, en general, ligeramente ajustadas con lo que al generar mayores succiones logran resultados más rápidos. Por tanto, estas lentes parecen funcionar mejor cuando están ligeramente cerradas. En otros estudios similares (5) comparativos comentan que: «Las lentes de DRL®, por su diseño, podrían permitir una mejor redistribución del epitelio corneal y proporcionar una mayor tolerancia en la adaptación cuando esta se hace algo ajustada». Siendo así, permiten un acortamiento en los tratamientos. Otra ventaja de las lentes DRL® es la posibilidad de conseguir teóricamente una mayor reducción de la miopía respecto a las lentes actuales, debido a las fuerzas de succión que se generan en los dos reservorios.
En el estudio realizado por García Monlleó y cols. (6) se indica que las lentes CRT® produjeron mayor moldeo corneal después de la primera noche, lo que se puso de manifiesto por un cambio brusco de córnea prolata a córnea oblata, pero en las siguientes revisiones no encontraron cambios significativos. En el presente estudio solamente existen diferencias significativas a partir de la primera semana, siendo las lentes DRL® las que generan mayor moldeo. Durante la primera noche los resultados son similares y no hay diferencia significativa. Esta discrepancia entre ambos estudios podría deberse al método, ya que por ejemplo, a diferencia de este, adaptan solo una lente por ojo.
Aunque ambos tipos de lentes resultaron semejantes en lo que a zona de tratamiento se refiere, las lentes CRT® sufrieron un mayor descentramiento global, no significativo a nivel estadístico pero sí a nivel clínico, lo que podría atribuirse al tamaño de la muestra. El descentramiento diurno es principalmente vertical, mientras que el observado en las topografías tras el uso nocturno es horizontal, esto es debido a que en uso nocturno no existe interacción del párpado como elemento de arrastre de la lente hacia arriba. El centrado global de una lente parece afectar en un 50% al centrado de la zona de tratamiento, los valores medios de descentramiento de unas y otras se sitúan entre 0,3 y 0,6 mm.
El diámetro de la zona de tratamiento es similar en ambas lentes y tampoco sufre un gran incremento al menos en una semana. Se sitúa en 3,8 mm, aunque este valor depende también del mapa que se utilice, por ejemplo, si se mide en un mapa axial los valores son mayores. Esta zona de visión central corresponde al área final, donde existe modificación de la curvatura inicial. Desde el punto de vista clínico parece que el diámetro de esta zona es mayor o menor en función de las dioptrías a tratar, tendiendo a expandirse o reducirse en relación con la diferencia entre el valor K y el radio de la lente adaptada. En este estudio no se ha valorado la correlación entre ambos valores.
Las lentes DRL® disminuyeron significativamente el índice de excentricidad tras la primera noche (p=0,04), igualándose posteriormente este índice para ambas lentes con el tiempo. Respecto a la excentricidad sagital corneal no hubo diferencias, aunque los promedios en las DRL® son más altos. En el estudio de García Monlleó y cols. (6) se concluye que: «Las lentes DRL® produjeron una disminución en la excentricidad más lenta y progresiva, pero llegando a alcanzar valores más altos que las lentes CRT®, encontrando a las diez noches de tratamiento diferencias estadísticamente significativas entre ambas (p = 0,031)». Desconocemos si tuvieron en cuenta la excentricidad corneal inicial, o sea, si se refieren solo a los valores finales de excentricidad o la variación de ésta.
El radio mínimo del componente esférico de la córnea, teniendo en cuenta la descomposición de la onda de orden cero de Fourier (equivaldría a la media aritmética de cada uno de los anillos topográficos) no mostraría diferencias estadísticamente significativas entre lentes. Y, sin embargo, en el estudio de García Monlleó y cols. (6) se dice: «La aberración esférica valorada antes del tratamiento aumenta en ambos ojos de forma estadísticamente significativa, siendo algo mayor el aumento con la lente DRL® que con la CRT®, lo cual no repercute negativamente en la AV». Comparando el aumento de la aberración esférica con ambas lentes al finalizar el estudio, no encontramos diferencias estadísticamente significativas. Los resultados obtenidos por C. Villa y cols. (7), en un estudio realizado con las lentes CRT® coinciden con los del presente estudio en cuanto a que con el tratamiento ortoqueratológico se produce un aumento de la aberración esférica.
En cuanto al efecto en el incremento de la AV sin corrección existe diferencia significativa entre lentes, siendo superior en las DRL® después de la tercera noche (p=0,045) y tras 1 semana (p=0,028). En el estudio de García Monlleó y cols. (6) se dice: «La AV monocular obtenida al final del tratamiento es similar con ambas lentes». Esto podría deberse al centrado, que aunque estadísticamente no sea significativo, clínicamente sí lo es y en dicho estudio no se hace el doble tratamiento en ambos ojos.
CONCLUSIONES
En tiempos iguales, las lentes DRL® consiguen mayores correcciones, solo significativas a partir de la semana.
Las variaciones de K central, la reducción de la parte esférica de la ametropía, el índice de excentricidad, la evolución de AV lineal muestran diferencias entre ambas lentes, aunque no son constantes en el tiempo.
La aberración esférica aumenta con ambas lentes, pero no influye en la agudeza visual.
La mayor comodidad con el ojo abierto que proporciona la lente DRL® puede deberse al segundo reservorio lagrimal, que permite un menor levantamiento de borde y menor movimiento, o sea, adaptaciones más ajustadas.
De 12 ojos, solo a uno en el caso de CRT® y a cuatro en el caso de DRL® se les ha prescrito como «lente final» la del radio obtenido mediante el cálculo teórico propuesto por el fabricante. Por tanto, es necesaria la valoración subjetiva por parte del profesional, así como formación y entrenamiento específico para este tipo de adaptaciones.
Ambos tratamientos de emetropización aumentan las aberraciones oculares de alto orden, lo que implica una disminución de la sensibilidad al contraste en condiciones mesópicas y escotópicas (aparición de halos). Este aumento de las aberraciones y, en consecuencia, del deterioro de la función visual es más clínicamente más acentuado tras la adaptación de CRT®.
BIBLIOGRAFÍA